LAGUNA GRANDE DE GREDOS. DORMIR ABRAZADO DE MONTAÑAS

Soy consciente de que aún me queda mucho por ver y que en cuanto veo un paisaje de montañas en cualquier estampa me palpita el corazoncito más rápido de lo normal (hay días que ver el skyline de la sierra de Madrid viniendo por la carretera me altera 🙂 ) pero probablemente el Circo de Gredos sea una de esas estampas montañosas más bonita que haya visto en la vida (de verdad que las fotos no hacen nada de justicia a semejante lugar).

Cuando todavía no había estado allí, un amigo montañero de la vieja escuela me dijo que como allí no se había sentido en ningún sitio, que disfrutase del paisaje y del lugar y así lo hice la primera vez que fui recomendada por él y ahora cada vez que voy, recordándolo a él. Seguramente hoy se encuentre allí o en cualquier otra montaña bien alta tocando el cielo 🙂 .

Se trata de un lugar maravilloso y creo que debería ser visitado al menos una vez en la vida (o varias para los más ansiosos como yo).

Llegando a la Laguna Grande, preciosas vistas del Circo de Gredos

La Sierra de Gredos es una sierra perteneciente a la cordillera del Sistema Central, uno de los más extensos que aunque la relacionemos sobre todo con Ávila, abarca más comunidades vecinas. Su punto más alto es el pico Almanzor (2591 m, el cual espero poder subir algún día) y en ella se encuentran numerosas cimas y rutas montañosas para hacer. Dentro de la sierra se encuentra el Circo de Gredos, un circo glaciar situado en la zona central de la vertiente norte. Es una formación perfectamente definida que te hace imaginar cómo sería hace miles de años cubierto todo por roca y hielo, espectacular. Dentro del circo se encuentra una de las numerosas lagunas que hay por aquella zona; la Laguna Grande, que es a donde os voy a llevar con esta ruta 🙂 .Grandes masas de hielo würmiense modelaron la cubeta glaciar que ocupa la laguna a una altura de 1940 m. Está rodeada por las paredes de las cresterías de los Hermanitos, Cerraíllos, el Morezón al este; por Risco Moreno y Cerro de las Huertas al oeste y presidida por la cumbre del Almanzor al sur. Existen varios mitos en torno a la Laguna Grande como que se trata de una sima muy profunda cuyo fondo llega al centro de la Tierra o que sus aguas al agitarse producen sonidos espeluznantes o bien que la zona de la laguna es siempre origen de fuertes tormentas. También existe una leyenda conocida con el nombre de La serrana de la Vera, acerca de una mujer supuestamente desaparecida en la comarca de la Vera de Plasencia que, tras vagar por los campos de la región, acabaría por sumergirse en las aguas de la laguna para vivir en el fondo de esta.   

Junto a la Laguna Grande se encuentra el refugio Elola, muy frecuentado por montañeros que llegan hasta allí y hacen noche para atacar el Almanzor al día siguiente. En mi caso las dos veces que he llegado hasta la laguna ha sido para admirar al Almanzor desde abajo y deleitarme con las vistas. La primera vez que fui hace unos años con mis amigos “entre semaneros” (grupo de amigos de montaña y rutas para presentarlos 🙂 ) terminamos en el porche del refugio compartiendo todo el picoteo y comida que llevábamos encima (menudo tenderete montamos) y de aquí le surgió a mi amiga Cris un antojo compartido, volver algún día a la laguna y hacer noche en el refugio y fue así como hace unas semanas pusimos tic a ese antojo montañoso.

 

La ruta hacia la laguna no presenta mucha dificultad salvo que se encuentre cubierta de hielo o nieve muy dura o como en toda ruta, el tiempo añada algo de dificultad, pero lo que es el camino en sí con un poco de aliento y buen paso se hace sin complicaciones. Es importante informarse bien del tiempo antes e ir bien equipado en caso de que haga falta.  

¿Te han entrado unas ganas locas de conocerlo? ¿Ya lo conoces y quieres volver? Aquí toda la info sobre la ruta a la Laguna Grande de Gredos.

 Datos prácticos:

  • Inicio: Plataforma de Gredos
  • Final: Plataforma de Gredos (ida y  vuelta si se hace en el mismo día, si no Refugio Elola)
  • Longitud: 14 km aproximadamente (ida y vuelta)
  • Duración: 5-6 horas aprox.
  • Tipo de recorrido: Ida y vuelta por el mismo sitio
  • Señalización: Carteles pequeños de madera en ciertos puntos clave “Senda La Laguna Grande”. Clara senda a seguir
  • Dificultad: Media. No es pendiente muy exigente pero sí la ida y vuelta en el mismo día puede resultar cansado si está cubierto de nieve o hielo. Clara senda con caminos en ciertos puntos pedregosos.
  • Cota mínima de desnivel: 1769 metros
  • Cota máxima de desnivel: 2192 metros
  • Modalidad: A pie
  • Otros datos: El recorrido cuenta con dos fuentes en el camino, la de los Cavadores y la de los Barrerones

Si quieres ver el track de la ruta pincha aquí:

  1. Plataforma de Gredos –> Laguna Grande/ Refugio Elola
  2. Refugio Elola –> Plataforma de Gredos

En este caso dejo dos links porque al hacer noche en el refugio grabé uno para la ida y otro para la vuelta aunque se trata de un recorrido en el que la ida y vuelta es por el mismo sitio (o no, ya que la laguna estaba completamente congelada y pudimos cruzarla en vez de rodearla, pero esto solo hacerlo en caso de congelación). A través de los link tanto si se decide hacerla en un día como en dos, se puede ver el desnivel acumulado. 

Carteles informativos sobre la senda de la Laguna Grande

La ruta parte de la Plataforma de Gredos, a la que se accede sin problema poniendo en un momento en Google Maps o GPS el nombre de la misma pero por si acaso te quedas sin batería por el camino o eres de los que le gusta aprenderse el recorrido, al aparcamiento de la misma plataforma se accede por la AV-941, nada mas pasar Hoyos del Espino en dirección a Navarredonda de Gredos donde encontraremos la carretera que sale a nuestra derecha y que sube hasta la plataforma de Gredos (AV-931).  

Nosotros salimos desde Madrid cogiendo la A-6 (yendo por la de peaje para ganar tiempo) manteniéndonos en el carril izquierdo por la de Ávila/A Coruña hasta que nos desviamos en la salida 81 AP-51 dirección Ávila para coger en unos 36 km la carretera N-502 y continuar por esta otros 32 km aprox. hasta coger la AV-510 a la derecha y sin desviarnos de esta en ninguna intersección seguimos por ella hasta la AV-941 y de aquí directos a la plataforma a través de la AV-931. ¡Llegamos! 🙂

Nota: En algunos tramos del final hay muy poca o nula cobertura (lo pudimos comprobar porque la música nos dejó cantando solos jajaja) por lo que si tienes que poner el GPS, intenta hacerlo antes de meterte en terrenos rurales o montañosos del final.

Siempre que llego a la plataforma he encontrado sitio para el coche sin problema ya que tiene un extenso aparcamiento. Otra vez una buenísima sensación me recorrió el cuerpo, el comienzo de la aventura que esta vez iba a compartir con Cris y Adri. Aparcamos y según abrimos las puertas el frío se coló por todos lados; ¡dios mío! con lo a gustito que veníamos en el coche entre cosas y comida escuchando “requesón”. Empezamos a sacar todos nuestros bártulos y mochilas seleccionando que llevarnos y que no, pues nos íbamos a quedar a hacer noche en el refugio; ¡que emoción! Rápidamente estábamos cambiados y dispuestos a andar porque además del fresquito que hacía nos quedaban pocas horas de luz para poder andar lo máximo posible de día (aunque tengo que reconocer que caminar un ratito de noche por el circo con todas las estrellas fue una auténtica pasada). Todos listos (incluido mi tamagotxi que se venía con nosotros) y empezamos a andar, que ganas tenía de volver a aquel lugar 🙂

Plataforma de Gredos; inicio de la ruta.

Saliendo de la plataforma empezamos a subir por una calzada empedrada y bien señalizada en todo momento. Nada más empezar Adri se encontró con un conocido el cual nos hizo una pregunta de la que nos acordaríamos todo el camino y no porque nos hubiesen hecho falta: ¿Lleváis crampones? Cri cri…que juego nos dio, en el coche se habían quedado los crampones 😛 . Es cierto que había partes heladas a los lados pero en el camino gracias a las piedras se podía caminar de una a otra, mirando bien la pisada sin ninguna dificultad.

Poco después llegamos a un cruce donde tiramos por la derecha hacia el Refugio del Reguero y el pluviómetro y donde está marcado como senda hacia la Laguna Grande y continuamos de frente atravesando un prado.

Hielo entre rocas

Según se va subiendo en alguna zona hay unas pasarelas de travesaños de madera para facilitar el paso cuando hay abundante agua o nieve. Por las horas que era solo nos cruzábamos gente de bajada y a menudo que íbamos subiendo se iba notando más el silencio (y la fatiga 😛 ) y el atardecer iba cayendo, se podía escuchar el agua corriendo por debajo del hielo en algunas formaciones sobre el arroyo de las Pozas, alguna tontería de los tres o ver cómo a Adri le jugó una mala pasada el cansancio y  pensase que unas aceitunas negras eran caquitas de cabra… ¿Qué harían justo allí unas aceitunas negras?

Atardece en Gredos

El camino sube zigzagueando hasta llegar a la Fuente Cavadores en la que no nos resistimos a probar y a saciar las lenguas que veníamos usando todo el camino.

Los últimos rayos de sol estaban escondiéndose detrás de las montañas pero aún quedaba un poco de luz cuando medio kilómetro más desde la fuente llegamos al alto de los Barrerones y empecé a cobrar más habla y no sólo porque se hubiese terminado la subida, sino porque tras una senda recta de arena y nieve dura se empezaba a ver un poco del espectáculo que venía a continuación; el circo de Gredos. Un poquito más adelante pudimos divisar la panorámica del circo a través del mirador de la Peña del Rayo donde hay un cartel informativo con todas las cimas y formaciones que se divisan desde allí.

Desde aquí se pueden divisar todas las cimas que componen el Circo de Gredos

Ya era más de noche que de día y la verdad que para fotos no estaba la cosa, pero la emoción de intentar plasmar la imagen y llevarse un recuerdo no se nos quitó en ningún momento así que aprovechamos este punto para monear y echar las últimas fotos del día.

Desde el mirador retomamos la calzada empedrada para iniciar el claro descenso hacia la Laguna, bajando encontraremos otra fuente; Fuente de los Barrerones. Aunque la luna nos daba reflejo y algo de visibilidad, encendimos los frontales ya que había tramos con algo de hielo. Un poco de charloteo después entre varios “¡que pasada de sitio por favor!” llegamos al borde de la Laguna la cual veíamos totalmente congelada a pesar de la oscuridad, ya solo el borde medía unos cuantos centímetros de hielo. Al llegar aquí toca bordearla por su orilla izquierda, dependiendo de la época en que se realice puede tener más o menos agua pero el bordeo se puede realizar sin problema hasta llegar al Refugio Elola, enclavado en el corazón del Circo de Gredos y bajo la sombra del Almanzor.

Frontal selfie 🙂

Hasta aquí estaría completo el recorrido de ida. Nosotros hicimos noche en el refugio, llegar con algo de frío y encontrarte con un buen plato de garbanzos “ensopados” (o dos o tres en mi caso) no tiene precio. Me encanta el ambiente que se respira en los refugios y poder hacer noche en este era ya un antojo que se venía arrastrando desde hacía bastante tiempo.

Adri, Cris y yo en el refugio

Cómo en la zona en la que se encuentra el refugio no hay cobertura, este dispone de una cabina telefónica para hacer llamadas y en mi caso que tenía que avisar de mi llegada tuve que usarla, aunque lo suyo me costó…no sabía casi ni meter las monedas y hacer la llamada, de lo que si me percaté es de las risas que le produjo a mi amigo Adri y a otras personas que estaban allí cenando mi pelea con ella.

Después de una buena cena, buenas charlas y una cerve a precio de oro tocaba ingeniárselas para “asearse” antes de dormir. Esta es otra parte que me encanta de los refugios y de darte cuenta de dónde estás durmiendo, es hora de remover la mochila y sacar artilugios y cambiarte como puedas entre el frío o lavarte los dientes sin sentirlos, o intentar encestar tus necesidades en un agujero. Menos mal que una ya tiene ciertas experiencias en este campo, lo que no sabía era que el bastón de trekking podía tener mas usos 🙂

¡Hora de irnos a dormir! Nos tocó una litera baja alargada en la que dormiríamos los tres juntitos, así que el calorcito estaba asegurado pero al terminar de hacer la perfecta crisálida me empecé a poner nerviosa solo de imaginar todo lo que tenía a mi alrededor y dónde estaba durmiendo y, como me conozco, ese nervio había que calmarlo, así que Adri y yo decidimos levantarnos y volver a salir fuera del refugio a ver el panorama que nos rodeaba y a ver el cielo, ya que al haber nula contaminación y cero luminosidad es un punto perfecto para observar las estrellas y la verdad es que así nos lo encontramos…¡impresionante! Hacía fresquito fuera pero no éramos los únicos curiosos que entraban y salían o se levantaban por no poder dormir (buena orquesta de ronquidos). Un poco de trasteo por el refugio y estrellas después consiguieron dejarme dormir plácidamente entre mis dos bultitos humanos 🙂

Dormir en ese enclave gusta pero despertarse en él sintiendo como el sol entra entre las montañas y poder ver con claridad todo lo que nos rodea es una pasada. Además desde la ventana se podía ver cómo la laguna estaba completamente congelada y cómo se podía atravesar andando, especialmente a Adri le encantaba la idea.

Adri en la Laguna y al fondo el Refugio

Desayunamos otra vez con ambiente de refugio, sin prisa ya que para nosotros no había ascenso, solo la vuelta y con calma.  Charlamos con algún montañero sobre cositas interesantes que nos quedan pendientes en Gredos, abrimos mapa y terminamos de recoger nuestras cosas para salir a deleitarnos con las vistas que no habíamos podido disfrutar del todo la noche anterior.

Ojeando mapa antes de salir del Refugio

La vuelta es por el mismo sitio por el que se llega a la Laguna Grande, solo que nosotros pudimos hacer un pequeño desvío atravesando la laguna completamente helada, daban ganas de ponerse a patinar sobre hielo, aunque andar entre crujido estuvo muuuy bien. Unas cuantas muchas fotos después volvimos a retomar la calzada empedrada pero esta vez era de subida así que nos lo tomamos con mucha calma (entre fuet y picoteo nos dio tiempo hasta para hacer siesta en medio del camino 😛 ). Esta vez sí que nos cruzamos con bastante gente en ambas direcciones ya que hacía un día espectacular y gran parte del Circo tenía hielo por lo que te podías encontrar senderistas, montañistas y alpinistas…y otras especies 🙂

Un alto en el camino jajaja
Un té que me supo muuuuy bien

En el mirador nos giramos por última vez para despedirnos de la maravillosa estampa que dejamos atrás y continuamos con el descenso hacia la plataforma por el mismo camino que habíamos venido el día anterior. Bajada cascando sobre la vida, momentos en silencio, escuchar el agua debajo del hielo, las pisadas de bota en la roca, pensamientos y recreaciones nos llevaron de nuevo al punto de partida.

Cris y yo subiendo hacia el mirador
Cris bajando
Entre deshielo

Se terminó, pero la satisfacción de hacer tic a un pendiente y una buena comida en Hoyos del Espino, pusieron un buen punto y final a esta aventura. Tocaba volver a Madrid con el cansancio encima pero con las pilas más que cargadas para empezar la semana.

Aventuras de la Laguna Grande

 

 

 















 

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